Gritos de auxilio.

Mentiría si dijera que la publicación de esta entrada es planificada. Las otras dos sí lo fueron, pero esta no.

Quiero hacer hincapié en el tema del maltrato, no voy a ir con rodeos. Muchxs progenitores hacen daño a sus hijxs autistas, creyéndose superiores por no tener esta condición. Hijxs que sufren, que lloran, que desean ser liberadxs. Y hay progenitores que siguen oprimiéndoles.

El maltrato de adultos a menores de edad es muy común. Se sigue creyendo que es por disciplina o por algo similar. Se sigue creyendo que estamos bajo la total tutela de quienes nos «dieron la vida». Pero no es cierto. Ahora hay Derechos del Menor, ahora hay leyes que (supuestamente) auxilian al menor si es maltratado. La triste realidad es que no es así. Se sigue callándolxs, y pensando que sus padres son quienes salvaguardan por ellxs.

Hay padres abusivxs. Y eso es de lo que la gente no se da cuenta. Yo sufrí y sufro maltrato psicológico. Pero no tengo pruebas, y soy menor. Si denuncio, quién sabe a dónde iré. Por mucho que me digáis que no, se me van a complicar más las cosas. No quiero ir a una casa de acogida. No quiero separarme de mis amigxs del instituto. No quiero dejar de estar en mi casa. No quiero despegarme de lxs demás sólo porque mis padres estén anulando mis derechos humanos.

Mentiría si dijera que no me estoy reprimiendo las ganas de llorar. Hoy mi padre me ha dicho que o me corto el pelo o me incomunicaría de todos lados. No es sólo eso. En mi casa cada vez se está prohibiendo más fuerte el hablar del síndrome de Asperger o del TEA. Me ignoran, dicen que no tengo nada, me anulan, evitan mis problemas. Me dicen que me calle. Me llaman comunista en sentido de mofa, por mi ideología política, que está cercana al comunismo. Le dije a mi madre que podría tener un trastorno de la conducta alimentaria y ha pasado de mí. Le estoy diciendo que quiero ir al psicólogo y pasa de mí. No quiere saber nada. Es que no me dejan ni decidir por mi pelo.

La sociedad debería prestar más atención a la gente menor de edad en vez de vernos como incapaces. He dicho.

Mi experiencia en el TEA.

Acabo de crear este blog y no me quedo tranquile si no cuento mi experiencia en el espectro autista.

Actualmente tengo catorce años. Sí, catorce. No estaréis muy acostumbrades a que une adolescente hable sobre autismo, ¿verdad? Bueno, allá voy.

Según mi madre aprendí a leer a los dos años y a escribir a los tres (lo que se conoce como hiperlexia). Tengo movimientos estereotipados desde esa edad, lo que se conoce como “lavado de manos”, ecolalias, andar de un lado a otro, hacer ruidos, poner canciones en bucle… Pequeñas acciones que me ayudan a sostenerme en pie día a día. No tenía amigues en el colegio, no entiendo los sarcasmos. Mi profesora de Infantil al reconocer estos rasgos me llevó a un psicólogo especializado en TEA. Él, tras unos meses observándome, decidió diagnosticarme síndrome de Asperger leve, a los tres años. Pero eso no lo sabría hasta los doce. He de decir que este psicólogo no se equivocó en el diagnóstico, de hecho es una buena persona; pero es extremadamente capacitista a veces. Reitero, no lo sabía hasta hace mucho tiempo después. A los doce años me encontré un informe en el armario donde ponía mi nombre, lo leí y… Me puse a llorar. Entré en las fases de un duelo. Negaba que era autista, me ponía rabiose, y hasta intenté negociar para que nadie dijera nada. Conocí un blog donde me deconstruí y ahora sé que el autismo no es una enfermedad. El autismo no es algo de que avergonzarse; de hecho, he descubierto muchas cosas de mí que ahora sé que vienen a raíz del autismo.

Pero la culpa es de mis neidres (padres). Por no habérmelo normalizado. Por no haberme aceptado como soy, por intentar ocultar una realidad mía en vez de explicármelo conforme a mi edad.

Soy Asperger, soy autista. Si pudiera elegir entre nacer alista o autista, elegiría autista. Sin ninguna duda.

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Vocabulario.

Alista: Persona sin autismo.

Neidre: Neutro de “padre”.

Síndrome de Asperger: Tipo de autismo donde la persona es verbal. Se encuadra en el grado I del TEA.

El autismo.

Habréis oído muchas veces esta palabra. Probablemente os sepáis la versión de les médiques. Pero… ¿Sabéis realmente qué es el autismo?

El TEA es mucho más que una discapacidad o que un informe. Bajo la alfombra del espectro autista se esconden muchas cosas.

Personas destrozadas. Luchas para dejar de tratarnos como enfermes. Vejaciones, insultos, anulaciones de nuestra voz, el que hablen por nosotres. Activismo poco valorado para la sociedad, suicidios, asesinatos, eugenesias, clasificaciones absurdas, segregación. Todo esto lo estamos viviendo las personas en el espectro autista cada día y no veo una respuesta de la sociedad; nos dejan de lado, se desentienden. ¿Qué podemos hacer?

Tenemos que gritar. Propagar nuestra voz, usar altavoces. Tener que decir “basta” a aquellos años donde se pensaba que no podíamos aportar nada a la sociedad, de hecho hasta en el diccionario de la RAE se nos discrimina.

El autismo es mucho más que una variación neurobiológica. Es un cúmulo de experiencias, sensaciones y vivencias que ninguna persona que no esté en el espectro sabrá lo que es.